En el tríptico Europa (piedra, papel, dibujo y placa grabada, 50 x 40 cm c/u) la artista alude a la aleatoriedad del conocido juego de manos “Piedra, papel o tijera” para reflexionar sobre una de las grandes narraciones colectivas que han entrado en crisis en los últimos tiempos: el sueño de Europa como espacio común de libertad, integración y prosperidad para los pueblos que residen en el Viejo Continente. Para el tríptico la artista utiliza una piedra auténtica del Muro de Berlín (que remite al anhelo fundante de romper las fronteras entre las naciones europeas); una papeleta usada para votar en el referéndum popular del Brexit, que ha consagrado la inesperada salida del Reino Unido de la institución comunitaria, y por último una tijera que sólo aparece dibujada, como si fuera una sombra, o un fantasma en el horizonte, dejando en suspenso el año y el lugar de la posible disolución de la Unión Europea.
En Democracia (bolas de acero, imanes y vídeo) Rupérez reflexiona sobre el significado ambiguo y polisémico de la palabra “democracia”, sin duda una de las más abusadas de la historia, junto con otras como “paz”, “amor” o “libertad”. Forma de gobierno históricamente determinada, la democracia es esencialmente una convención humana, inventada para regular de manera racional y pacifica la convivencia entre los miembros de una comunidad. Parece que fue Winston Churchill quien dijo una vez que la democracia es el peor de todos los sistemas políticos, con excepción de todos los sistemas políticos restantes. En este sentido, si bien es cierto que es innegable la bondad de este modelo social respecto a otros, por otro lado, queda cada vez más patente que la perfección ideal de esta forma de gobierno es una mera utopía. Su funcionamiento, de hecho, necesita una renegociación constante de los derechos y los márgenes de acción individual y colectiva; no pudiéndose considerar en absoluto como una fórmula mágica o un mecanismo autofuncionante.