(Extracto texto Miguel Fernández Campón)
El tiempo de la ausencia de diálogo es lo que nos muestra la obra de Gema Rupérez. Cuando dialogar se convierte en un encuentro de posturas y racionalidades inconmensurables, aparecen obras como Lucha de relatos, presentada por primera vez en la exposición Hegemonía en 2017, donde dos libros, uno de Karl Marx y otro de Adam Smith, confeccionados con el mismo formato, color y diseño y animados por un mecanismo robotizado, realizan movimientos continuos sobre la superficie que los contiene, chocando entre sí e interrumpiendo una y otra vez sus trayectorias.
Como ha escrito Adonay Bermúdez, la pieza enfrenta las concepciones capitalista y marxista del mundo. Interpretada desde un contexto del consenso
letrado, muestra lo infructuoso del diálogo entre posiciones jamás sincronizables. Al reunir ambos libros sobre un mismo tablero de juego, la artista acota las posibilidades de los encuentros y, sobre todo, de los desencuentros temporales, manifestando que, cuando las palabras han dejado de ser efectivas, surge la materialidad del choque, el contacto de la prehensión (a la que se refieren Whitehead y Graham Harman) no letrada que hace desvanecerse el humo de las ideologías hasta manifestar una radical objetualidad. Investigar los posibles puntos de conexión entre Adam Smith y Karl Marx supondría trazar una utopía del consenso (una optimista posibilidad, una fe en una sincronía todavía no cumplida, una pedagogía domesticadora y silenciadora de lo múltiple) que enmascara el disenso real.