Enrolladas en porta-documentos, acentuando su vocación internacionalista más allá de las fronteras, como hubieron de viajar antaño los primeros contratos de compra-venta o los títulos de acciones de las compañías multinacionales que fundaron el mercado global, se presentan las plantas invasoras del proyecto de Gema Rupérez.
Las plantas invasoras son un asunto central en las políticas de protección ambiental que, con el cambio climático y según los expertos, amenaza la sostenibilidad de nuestros frágiles ecosistemas. Y, sin embargo, la mayoría de nosotros no repara en ellas, no las distinguiría del paisaje. Es esta capacidad de mimetizarse lo que las convierte en algo singular y les confiere un potencial de crecimiento ilimitado.
Este proyecto reflexiona sobre la multiplicación, la expansión, la repetición y la competencia en un momento histórico de desborde y colapso de los flujos globales.
Desde una mirada occidental estas plantas invasoras pueden ser interpretadas como una anécdota en el viaje inexorable del progreso. Y es ahí, donde estas especies, con su crecimiento exponencial y silente, aparentemente inofensivas e inmóviles ante el ojo humano, incapaces -nosotros- de ver lo que no sucede de forma instantánea, saturados de estímulos en ‘real time’, tienen algo que enseñarnos.
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SWAB Art Fair